martes, 25 de noviembre de 2014

Los riesgos de la crítica religiosa.

Existe cierto consenso  en al ámbito social en referencia a la crítica o análisis de las creencias ajenas, principalmente en lo que respecta a la religión o creencias de carácter espiritual. Cierto es que en estos temas en particular, cualquier discusión parece tocar fibras mucho más sensibles que en las de cualquier otra materia, por lo que el debate religioso adquiere un carácter de tabú en cualquier mesa familiar, es de esas cosas de las que “no se habla”.


La pregunta es simple y digna un niño de 6 años de edad : ¿Porqué?...


¿Porqué entendemos que un buen debate puede ser constructivo en lo referente a cualquier otro tema, pero nó cuando se discute sobre religión? 
¿Cuál es la característica que hace que una opinión religiosa tenga una validez superior a una opinión de cualquier otro carácter para sus interlocutores?

Cuando hablamos de política, economía, deporte, cine o de lo que sea, posiblemente en algún punto de la charla puedan surgir diferencias de opinión.  En este punto es cuando las opiniones comienzan a deber cierta carga de validación, es decir, cuanto más se pueda validar una opinión, mayor será su impacto. La idea del debate en cualquier caso es justamente esa, la de poner en juego nuestras opiniones y confrontarlas con la validez de las opiniones ajenas. Si cualquiera afirma que un equipo X de fútbol es el mejor de su país, deberá demostrarlo, ya sea por estadística, por la dinámica de su  juego, o por lo que sea.  No importa cuál sea el nivel de fanatismo de quien esgrime el argumento, el fanatismo propio nunca puede válido para afirmar tal o cual premisa. La idea del intercambio de opiniones es superadora de la esfera de lo estrictamente personal, ya no sirve el sentimiento propio como fuente de argumentación. De aquí en más, el nivel de agresividad que tome la discusión será directamente proporcional  a la dureza craneal de quienes la lleven a cabo.

Ahora bien, es cierto que muchos de los sesgos cognitivos de la religión son comunes a cualquier otro tipo de opiniones (de hecho, la elección de un cuadro de fútbol en la mayoría de los casos es hereditaria, y sin embargo el fanatismo por los colores no parece mermar a lo largo de generaciones). La diferencia parece presentarse a la hora de prestar evidencia para demostrar cualquier punto. Aquí es donde el pensamiento religioso encuentra su mayor obstáculo, ya que al no ser suficientes las apreciaciones personales, entran en conflicto las creencias infundadas de unos con las creencias infundadas de otros. Es debatir sobre el aire conceptos que se definen a sí mismos dentro de sus propios sistemas, y como tales no resisten ningún análisis crítico. Al menos dentro de los sistemas lógicos que utilizamos en nuestra condición de seres humanos para sacar conclusiones.  La lógica dogmática quedaría por fuera del sentido común, de nuestro razonamiento básico, de la física, la biología, la historia, y cualquier otro corpus de conocimiento. Sin embargo, sus afirmaciones gozan de un status mayor, al punto de recomendar a los demás “no meterse con las creencias de otro”.

De aquí nos quedan dos opciones: o hacerlo, y entrar en el terreno de la discusión eterna, o dejar que cada uno piense en lo que sea que los haga felices.  Parecería lógico minimizar los riesgos  de la crítica religiosa, mirar para otro lado y punto.  Pero es, lisa y llanamente, un error.












 debemos preguntar, y argumentar, y debatir y mostrar las lagunas que presentan la opiniones ajenas, de haberlas. debemos contribuir con la cultura y el conocimiento, y nuestros años de experiencia nos han demostrado que contraponer ideas  puede ser una buena forma de identificar conclusiones erróneas. No es culpa de los ateos que los argumentos religiosos sean contradictorios, circulares o simplemente sinsentidos. Y es bueno que alguien logre apreciarlo. ¿No llegamos los ateos a serlo por medio de la reflexión acaso? Siempre es posible que alguien llegue a dudar de cualquier verdad infundada, siempre es posible que la duda despierte el interés. Una vez que la duda, el interés, el pensamiento crítico y la voluntad de superación se instalan en la mente de las personas, la humanidad suma un punto.  Así que los riesgos de la crítica religiosa siempre irán desmedro de aquel  que la profesa, sea cual sea su biblia, milagro o profeta. Por eso quienes se oponen suelen ser justamente aquellos que sostienen alguna creencia irracional. La idea es la de contribuir al conocimiento, la de aportar algo a nuestra especie. 

Las ideas pueden Y DEBEN ser debatidas, criticadas, analizadas y puestas en jaque  cada vez que sea necesario, sea cual fuera su origen. Eso es lo que determina nuestro desarrollo cultural. No importa cuál sea su grado de aceptación en términos sociales, en definitiva, la idea de la superioridad de una raza sobre otra tuvo un auge de popularidad bastante importante, y sin embargo podemos fácilmente descartarla como errónea y sin fundamentos. ¿O deberíamos dejar que cada uno crea lo que sea que los hagas felices, como por ejemplo, su superioridad racial, espiritual, etc.? 

Las ideas son fácilmente reproducibles, y no podemos determinar su alcance con exactitud. Cuando las ideas están erradas, encierran oscuros intereses o promueven valores obsoletos o peligrosos, es nuestro deber ponerlas al descubierto.  Cualquier becerro de lata puede ser destruido siempre que exista alguien con la valentía de desmentirlo.   

viernes, 24 de enero de 2014

El pensamiento mágico


A primeras oídas, y a quien no esté acostumbrado al léxico de este submundillo que damos en llamar escepticismo, la frase "pensamiento mágico" pudiera evocar imágenes dignas de una película de Disney. Suena a personajes coloridos volando en alfombras, sirenas,  brujas malvadas y gente cantando y bailando sin un motivo aparente. Crease o no, la definición encaja bastante bien con lo que intentaremos desanudar en los subsiguientes párrafos.

 

Pirámide mágica del poder con delfines mágicos bioenegéticos


Básicamente, el pensamiento mágico es una forma de razonamiento no lógico, con una alta dosis de subjetividad, y adornado con misticismo. En el caso de las creencias religiosas, podríamos considerarlo como el primer eslabón en su cadena de razonamiento. Sin la creencia en algún tipo de agente externo invisible que posee la capacidad de accionar sobre la realidad, más allá no solo de la ciencia sino de la causalidad misma, no podría existir ninguna religión (al menos, no en la forma en que las conocemos). De hecho, no sería difícil caracterizar cualquier credo como una forma de pensamiento mágico jerarquizado y mejor establecida en términos culturales.
Entonces, ¿da lo mismo la creencia en las cábalas o las supersticiones que la creencia en un dios creador del universo? Desde esta perspectiva no caben dudas de que sí. La diferencia está en su alcance. La superstición posee una respuesta más inmediata: si realizo un ritual x, espero un efecto y. Si derramo sal en la mesa, debo tirarla sobre mis hombros para evitar la mala suerte y ya. El ciclo de la superstición culmina en el momento de realizar el ritual.

Ahora, ¿qué sucede si aún habiendo realizado el ritual me ocurre alguna desgracia? la respuesta es simple: debo haber algún un error en el procedimiento. (Esto recuerda la historia de aquella tribu que todos los días realizaba la danza de la lluvia, y castigaba a los bailarines si no llovía, porque evidentemente habrían hecho algo mal).



Tabla de Bio-"algo" también energético 
Las cábalas y las supersticiones no son más que autoengaños llevados a cabo por quienes pretenden justificar acontecimientos en base a la creencia que mejor le quede. Y las creencias son muchas, y hasta a veces increíblemente contradictorias unas con otras. Pero por algún motivo, nuestro cerebro parecer permitir que existan este tipo de razonamientos ilógicos al margen de la realidad, e integrados en la cosmovisión de cada uno. Entonces una persona puede creer que su destino está predeterminado de acuerdo a como se movían los cuerpos celestes el día de su nacimiento, pero aún así ir al casino portando su amuleto de la suerte (aunque su suerte hubiera estado predeterminada). Y su horóscopo puede aconsejarle invertir dinero o no, depende cual sea la revista o astrólogo que estuviera consultando. Nunca cabe preguntarse quien interpreta a los astros, o cual es la conexión entre Marte, Júpiter y un "golpe de suerte". 


Ese vacío en la cadena de razonamiento es cubierto por algún agente mágico, llámesele energía o lo que sea, y su evidencia radica en el supuesto efecto. Algo se mueve en el espacio = mi suerte cambia. El porqué es un misterio en el que nadie repara. Y aunque los resultados y golpes de suerte puedan demostrarse estadísticamente dentro de lo esperable, la subjetividad lo puede más (ver sesgo de confirmación) Simplemente se reemplaza la casualidad por la causalidad, y la fórmula parece funcionar.

Así acciona el "amímefuncionismo": yo me curé la gripe tomando té de cáscaras de sandía. No me importa si no existe ninguna correlación entre el virus y la sandía, o si el virus remitió por medios naturales (como muchas veces es de esperarse): "a mí me funcionó". Mas allá de cualquier casualidad. Y si usted se curó la gripe al mismo tiempo, sin tomar té de cascaras de sandía  no importa, yo lo seguiré haciendo por las dudas.

Un divertidísimo ejercicio es comenzar a preguntar a los supersticiosos las correlaciones entre sus diferentes rituales. Es increíble notar su comodidad ante las más disparatadas contradicciones. Mi truco favorito es inventar rituales de lo más absurdos y afirmar su efectividad, utilizando el "a mí me funciona". Cuando me ofrecen curarme el mal de ojos, simplemente digo que yo lo contrarresto poniéndome un lápiz bajo la axila. Y esa respuesta, por más estúpida que parezca, posee la misma validez que cualquier otra, pues no necesita de ninguna evidencia. Y es igualmente indiscutible. 



Ya es más que redundante una analogía con las creencias religiosas en ese sentido. Las diferentes religiones se nutren del pensamiento mágico para mostrarse como verdaderas. E incluso no solo lo avalan, sino que además se muestran como una alternativa en algunos casos. Sin ir más lejos, aquí un fragmento del Malleus Maleficarum (El martillo de las brujas), basado en la bula "Summis desiderantes affectibus" del Papa Inocencio VIII:



 "Y así las mujeres, para provocar cambios en el cuerpo de otros, usan a veces ciertas cosas que van más allá de nuestro conocimiento" (...) "y porque esos remedios sean misteriosos no hay motivos para asignarles el poder del demonio, como lo asignaríamos a los encantamientos maléficos producidos por las brujas. Lo que es más, estas usan ciertas imágenes y algunos amuletos, que suelen colocar bajo los umbrales de las puertas de las casas, o en los prados" (...) "y de ese modo hechizan a sus víctimas, que muchas veces han muerto. Parecería que su influencia es proporcional a la que ejercen los astros sobre los cuerpos humanos..." etc, etc, etc.


 (Malleus Maleficarum)
El martillo de los brujos es uno de los tratados más completos sobre pensamiento mágico que he leído en mi vida, y también uno de los más disparatados. (Cabe aclarar que las bulas papales se consideran escritos infalibles, pues los papas los realizan bajo inspiración divina, por lo que aún tienen vigencia). Contempla la transformación de las brujas en gatos, para copular con el demonio en las noches, vuelos en escoba, granizos y sequías a voluntad, orgías con distintos demonios y animales y hasta engendros de tales prácticas reproductivas, a un nivel que ni Stanley Kubrick podría alcanzar ni el peor de sus viajes ácidos. Este tipo de razonamientos es, por más que muchos creyentes no estén informados, un requisito del catolicismo. Si pueden creer cualquiera de estos disparates, ¿Porqué no creer en un disparate de mayor jerarquía?



Ya sea con estampitas, con rosarios, con los calzones mágicos de los mormones, con agua bendita o por medio de un recitado en latín, todos los credos se basan en este tipo de creencias menores para sortear la dificultad más grande de su lógica: la evidencia. ¿Cuál es el alcance de una bendición? ¿Hasta qué distancia surte efecto? si un cura se aleja quince metros ¿todavía puede bendecir algo? ¿Y a veinte? ¿Y a doscientos? ¿Cuánto  puedo rebajar el agua bendita hasta que pierda su poder mágico? Si tomo agua bendita ¿produzco orina bendita? ¿O se me bendicen los riñones que la filtraron? preguntas demasiado complejas. 


Con respecto a los personajes coloridos bailando y cantando sin motivo, es cuestión de presenciar cualquier misa. Por lo demás, yo guardaré mi pequeño becerro de lata bajo la almohada y esperaré ganarme la lotería mañana. Hasta ahora no funcionó, es cuestión de que encuentre su posición correcta.  

sábado, 26 de octubre de 2013

Becerreando el Jalogüin


En estos días abundan los comentarios y fotos en facebook con la frase del tipo "fuera Halloween" y etc, aludiendo a que esta es una festividad extranjera. El detalle es que la navidad, las pascuas, el día de San valentín y el día de San Patricio también lo son. Todas tienen sus orígenes en otras culturas, salvo que algunas están mejor posicionadas en términos de aceptación que otras. Pregunto, mientras no lastimen ni perjudiquen a nadie ¿cuál es el problema?. Usted no va a ser menos argentino por regalar cosas a los niños  o disfrazarse ridiculamente, mire al papa sinó.


De hecho, la iglesia católica se apropió de este ritual de origen celta rebautizándolo la "víspera de todos los santos" (All Hallows' Eve), al igual que lo hizo con la navidad, pascuas, San valentín y otros. Pero de estos nadie parece renegar. Esto no quita que usted no pueda, si le place, salir a repartir empanadas vestido de gaucho. (Igual tenemos un día de la tradición, en todo caso). Yo no lo festejo, pero si usted quiere, ¿quien se lo puede negar?. 
Mientras no pase de un ritual inofensivo, de regalar cosas y disfrazarse de idiota, bienvenido sea. El problema sería que ud. crea realmente que los espíritus buenos y malos bajan a la tierra ese día, y que conviene disfrazarse para que no lo reconozcan. O peor, afirmar que  aquellos que no creen lo mismo que ud. son infieles y merecen un sufrimiento eterno a menos que se disfracen; y que sus hijos deben creer sin cuestionar todo lo que esta festividad representa. En todo caso  halloween no parece ser más ofensivo ni contracultural que un bautismo, una circuncisión o un casamiento por iglesia.
Ni más ni menos argentino por esto.


Todos sabemos que Facebook es un medio informal para esparcir ideas, es superficial, y si uno pone "me gusta" posiblemente  nadie le cuestione nada. En eso radica su atractivo justamente. Pero no dejemos que esto sea una excusa para apoyar cualquier tontería que circule, porque algún dia nos puede jugar en contra. 
Si de creencias irracionales se trata, nuestro país está colmado, pero no veo como la caminata a  Luján, el dia de San Cayetano o el culto al "gauchito Gil" puedan aportar algo a nuestra cultura, y sin embargo se presentan como festividades y ritos culturales . Y más peligrosos, pues no son simples festejos ocasionales: conllevan todo un sistema de creencias irracionales.

En todo caso Cabría analizar cuantas de nuestras tradiciones son legítimos aportes a la cultura, O si refuerzan de algún modo nuestra identidad como Argentinos. Prestemos atención a las cosas que realmente importan.

En facebook hacemos y publicamos lo que se nos canta, y eso está perfecto. Aunque no estaría mal reflexionar acerca de las ideas que circulan allí, porque sin querer podemos estar apoyando becerros de lata sin notarlo.  



Feliz "lo que se le cante" a todos!!
El becerro.

martes, 15 de octubre de 2013

3) Santificar las fiestas.

El tercero de los mandamientos se refiere al carácter santo del día de descanso semanal. Su origen se remonta al sabath judío, el día santo en que se conmemora el descanso de Yahvé, que después de seis atareados días, culminó la creación del universo. Imagínese ud. el desgaste de tamaña obra, que incluso la omnipotencia divina se vió afectada. Siguiendo la línea de razonamiento de los mandamientos anteriores, nos preguntamos cual podría ser la utilidad de este mandamiento como un bien para la humanidad. Recuerde, este acercamiento a las escrituras propone la mirada de un espectador ajeno al dogma, ya que al parecer la religión goza de un monopolio de la moral que muy pocos parecen cuestionar, incluso muchos no creyentes.

Ante esta proposición, lo lógico sería pretender las enseñanzas implícitas en los mandamientos trasciendan el terreno del ámbito puramente eclesiástico, y presenten un modelo universal de ética, que beneficie a todos por igual. En el análisis de los primeros dos mandamientos de Moisés Amar a dios sobre todas las cosas y No tomar su santo nombre en vano no parecen tener lugar los supuestos mencionados. A efectos de un beneficio universal, su incumplimiento no implicaría ninguna diferencia entre un pagano de buen comportamiento y un buen cristiano temeroso de dios. Veamos cual es la utilidad de este tercer mandamiento.

Niño confesando sus pecados 
Ehhh…esteeee….mmmmhhh… es realmente difícil. Si no encontrábamos utilidad en los anteriores, no me figuro cual es la moral implicada en santificar un día semanal de descanso. A menos que interpretemos que el descanso en sí mismo es la norma, no sé si moral, pero al menos útil. Un descanso semanal nos permitiría compartir más tiempo con la familia y nuestras amistades, dedicarnos al ocio y sobre reponernos de los trajines laborales. Lamentablemente, este no es el sentido que el dogma de la iglesia propone. El propósito del descanso tiene como objetivo la consagración a dios, el gran eje sobre el cual deberían articularse nuestros tiempos. Santificar las fiestas nos invita a concurrir a la misa del domingo, o sábado de acuerdo con su religión.(Llegando a extremos ridículos como la prohibiciones del talmud que incluyen la de oprimir botones o palancas, plantar, arar, cosechar, atar poleas, amasar, hornear, trasquilar lana, tejer, hacer dos lazos, unir dos hilos, separar dos hilos, amarrar, escribir dos o más letras, apagar fuego, prender fuego, tocar un instrumento musical, terminar la preparación de un utensilio nuevo, transportar un objeto de áreas públicas a áreas privadas y viceversa, o cargarlo 4 cúbitos o más en un área pública, entre otros)

La idea parecería ser la de utilizar el descanso como un medio para afianzar el lazo con dios.
El problema es que, como no creyente, no veo como podría ser esto más beneficioso que, por ejemplo, dedicar tiempo a disfrutar con mis seres queridos. O mirar televisión, o leer, o estudiar, o lo que sea, siempre y cuando no dañe a otras personas ni limite sus libertades individuales. A menos que temamos hacer enojar a Dios. Pero, dejar de hacer algo por temor al castigo divino no parece ser muy ético.

La prédica religiosa se adelanta a mis expectativas, y propone realizar estas actividades siempre dentro del ámbito de la iglesia, así: leer la biblia, rezar en familia, y socializar (en el espacio de socialización por excelencia, que siempre es la misa cristiana). En fin, actividades similares, pero marcados por estos supuestos valores de la iglesia. ¿Cual sería entonces la diferencia? si en definitiva, ud decid cuales cosas le causan placer y cuales no. ¿La diferencia radicaría solo en la reacción de Yahvé?


Actividad 1) para realizar en familia:

¿Tiene usted algún cronográma de las fiestas religiosas, o de sus obligaciones como cristiano? ¡le proponemos confeccionar un bonito diario como el de la imagen! Usted puede divertirse compitiendo con su familia a ver quien tiene más obligaciones agregadas a su tiempo libre.  A divertirse!
 
Ahora bien, la santificación del día del Señor actuaría como repelente de la ociosidad. La triste lógica cristiana nos ofrece otra perla “Si no ocupamos nuestra mente y tiempo en cosas buenas, como en dios (inexistente), el demonio (también inexistente) podría tentarnos de hacer cosas malas”. Como por ejemplo, caer en el pecado de la pereza (dormir de más una vez a la semana, en nuestro día de descanso) o peor, caer en la sensualidad. Sigo buscando la razón por la cual pueda verse afectada la moral si los domingos me levanto a las 10 de la mañana, y no creo que mi mujer tenga ningún problema moral con respecto al otro pecado. Quisiera saber como la sociedad podría verse afectada por dormir el día que conmemora la alianza entre este dios del antiguo testamento y el pueblo judío. Este mandamiento en definitiva no parece tener otra utilidad que la permitir al los dogmas administrar el tiempo libre de sus víctimas, principalmente concurrir a misa y festejar fiestas estrictamente religiosas. Para el resto de nosotros en cambio, el valor moral de santificar las fiestas no es más que otro becerro de lata.

jueves, 26 de septiembre de 2013

2) No tomar su santo nombre en vano

(*OMG!)  El segundo mandamiento revelado por Yahvé nos refiere al uso semántico del nombre de dios, particularmente la prohibición  de blasfemar. Aunque, sin ser excluyentes uno de otro, también se relaciona con el hecho de testificar y/o jurar en nombre de dios, ya que en caso de un falso juramento, dios sería testigo de una mentira. Teniendo en cuenta que el enfoque de este análisis es acercarse a la mitología cristiana como un observador externo, alguien que desconociera absolutamente el tema,  cabría destacar que a simple vista no parece haber mucha diferencia con el 5º mandamiento, el de “no mentir”. Consulte ud. distintas fuentes cristianas y notará que no existe un claro consenso, y que las explicaciones son bastante vagas al respecto. Por mi parte creo que una cosa es maldecir, otra es jurar, y otra es el falso juramento. No son excluyentes entre sí , ni pueden ser interpretados como la misma acción.


lunes, 23 de septiembre de 2013

1) Amar a dios por sobre todas las cosas

El primer mandamiento es también el más dogmático y presenta además algunos errores de planteo, al menos para quienes tratamos de razonarlo. Parece ser muy simple, pero no responde a la lógica. Es que cuando pedimos a un creyente alguna evidencia de la existencia de su dios, una respuesta común es la supuesta creación de la naturaleza. Y la evidencia de que si dios existe, es porque, obviamente, existe la naturaleza, que tuvo que ser creada por alguien, que existe, Y así ad infinitum.
Ahora bien, más allá de la falacia,  la omnipresencia innata de dios supone que este tiene participación en toda la  materia en el universo. Dios está en todas las cosas (en el idioma inglés, la falacia es más evidente, Dios is = es/está en las cosas). Por lo tanto, si dios está/es en las cosas, todo el universo es una sola cosa : dios. No es extraño escuchar este tipo de planteo por parte de un creyente.(ver panteísmo). "Dios esta en todas y cada una de las cosas del universo, desde una planta hasta una piedra, y en cada uno de nosotros" etc. Ahora bien, el mandato divino obliga a ponderar a dios por sobre el resto de las cosas. Pero, según lo entendido, en el resto de las cosas también está dios. Conclusión: el primer mandamiento nos revela que debemos adorar a dios por sobre, digamos, dios. Algunas interpretaciones invierten la ecuación en "todas las cosas están en dios", pero a los efectos de este razonaminento no hace diferencia.


Dejando este chascarrillo lógico, que admito maliciosamente tendencioso , hay un detalle más sobre la explicación del primer mandamiento que requiere una mención especial. Y es que el catecismo suele enseñar que todos los mandamientos pueden ser resumidos a esta primera regla. Supuestamente, amar a dios sobre todas las cosas implica respetar el resto del decálogo. ¡Y esto en un gravísimo e innecesario error de concepto! pues ¿como podría saber un homo-sapiens cualquiera que tipo de implicaciones requiere este dios específico? ¿Y si amar a dios quisiera decir "matar al resto de la humanidad en honor a él"?. Es claro que necesariamente el resto de los mandamientos deben ser contemplados. No entiendo para qué agregar un problema al planteo general, que ya de por sí es bastante flojo.  El concepto de "resumen" no es aplicable en este caso. Pues  de la premisa no aporta suficiente información como para asumir el resto de los mandamientos. Es más. trate ud de adivinar cuales son los mandamientos restantes, utilizando solo la información presentada desde el principio de esta entrada hasta aquí. ¿Dice algo acerca de "mentir" o "fornicar"? ¡Y como demonios podría uno asumirlo si no LEE el resto! 

La idea original de esta sección era la de analizar en que medida pueden ser trascendentes los mandamientos para la humanidad. Porque, si estuvieran a la altura del prestigio del que gozan, deberían también servir como guia moral para quienes no creemos. Yo no encuentro otra utilidad para esta regla que no se aleje del ámbito estrictamente religioso. No presenta evidencias, ni modifica en lo absoluto las costumbres, y puede ser adaptado a cada credo sin ningún tipo de problemas. Pues no define nada acerca de la vida, ni de los valores, ni de cual es la conducta correcta para propiciar el bien de la humanidad. Es más, para quienes analizamos la biblia desde afuera, un dios que dictamina como primera regla que el resto de los mortales deben amarlo por sobre todas las cosas no parece entender mucho sobre el amor, o sobre la misericordia. El aroma a predicación  barata que emana este mandamiento nos hace cuestionarnos que diablos estuvo haciendo Moisés durante cuarenta días en el monte. Y deja bastante mal parado a Yahvé. 


 A pintar! que esos cerebritos no se van a lavarse por si solos! 
Entendamos aquí que estamos hablando de una novela, antigua, contradictoria, aburrida y mal compilada. Quizás para un campesino analfabeto de la edad de bronce, este pasaje tuviera un sentido revelador. Pero nuestra civilización requiere hoy en día de explicaciones coherentes. Nuestro intelecto nos  obliga a buscar respuestas lógicas. Y no veo cual es la lógica de afirmar que uno va a ser "mejor" si ama a un dios ausente más que a su familia, amigos, grupo social, equipo, etc. Y si la familia, amigos etc son cosas, entonces dios estaría en ellos también, así que ¿cual es la diferencia?.
El catolicismo puede renegar del antiguo testamento todo los que desee, pero incluye este mandamiento en su credo. Y el nuevo testamento no hace mas que reafirmarlo. Personalmente, el día que encuentre una utilidad social para este mandamiento que no sea la de cerrar las puertas de la razón en pos de la religión, volveré para retractarme. Mientras tanto, amar a dios sobre todas las cosas no es más que un becerro de lata. 
  
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